martes, 22 de abril de 2008

No hay colores , solo jugadores!(Racismo en el futbol caso: España)







En las últimas fechas se ha puesto sobre la mesa el tema del racismo en los estadios de fútbol. Desde que Etoo amagara con abandonar el campo en el partido que el Barcelona jugó frente al Zaragoza, se han desempolvado los tópicos y juntos hemos caminado por la senda de lo habitual en estos casos: apresurarnos a afirmar lo grave del caso sin llegarlo a comprender realmente. Esta es al menos la sensación que le queda a uno al comprobar cómo la mayoría de los periodistas deportivos comparten el análisis: “el caso es muy grave, pero Etoo exageró”.

Otros apelan al talonario: “en lo que cobra está incluido el recibir insultos”.

Y otros pseudojustifican la actitud de los racistas comparando los insultos recibidos por Etoo con aquellos que recibe Salva Ballesta en los campos con afición nacionalista, los que dedicaron los aficionados de la Real Sociedad a la Virgen del Pilar o los que los aficionados de Osasuna dedicaron al jugador del Betis Dani (historia que viene de la pasada final de la Copa del Rey).Comencemos por los terceros. Yo creo que los insultos que Salva, Dani o cualquier otro jugador recibe en un campo de fútbol, aún condenables, no son del mismo tipo, y por lo tanto no tan graves, que los que recibió Etoo. La razón de ello es la “extensión” del insulto. Los insultos a Salva se quedan en Salva, los de Dani, tanto de lo mismo, pero aquellos que recibió Etoo no eran dirigidos solamente a él sino a una parte importante de nuestra comunidad: las personas de piel negra (no hablamos de “raza”) y especialmente, aquellas de procedencia africana. No es sólo Etoo el que sufrió en aquel partido. Fueron miles de personas las que ante sus televisores (o en el campo) se sintieron humilladas. Pensemos en un momento en un padre de origen africano que lleva a su hijo al campo y asiste a los insultos de los racistas. ¿Qué le dirá a su hijo? ¿Cómo reaccionar? ¿Callando? ¿Mirando a otro lado? ¿Contestando a los racistas?. ¿Lléndose de campo en señal de protesta?
Él poco puede hacer. Pero lo grave está en que los que realmente pueden hacer algo (los futbolistas, dirigentes y periodistas) no se dan cuenta de la trascendencia que el asunto tiene para miles de personas que viven en nuestro país. ¿Está realmente incluido en el sueldo el servir de excusa para la humillación de otras personas por el color de su piel? ¿Está incluido en el sueldo el no reaccionar ante esos insultos, no solo por uno mismo, sino por los que sufren más vivamente la lacra del racismo? Yo no lo creo.
Por otro lado, es típico de nuestra sociedad la falta de la autocrítica. El tema del racismo, este año, ha estado en varias ocasiones en el candelero: con las desagradables palabras de Aragonés en el famoso entrenamiento de la Selección, con los abucheos a Ashley Cole en el amistoso contra Inglaterra, con los insultos a Etoo, Kameni y compañía… y sin embargo nadie ha aceptado que realmente existe un problema. Al contrario, ante las muestras evidentes de que en nuestro fútbol existen de hecho los comportamientos racistas, nosotros negamos la mayor, haciendo exhibir a nuestros jugadores en el amistoso frente a Costa de Marfil una pancarta: “Spain is not Racist”. Yo me pregunto: ¿a quién iba dirigida esa pancarta? ¿A la comunidad interncional? ¿A nosotros mismos? ¿O a los jugadores de Costa de Marfil que se temían lo peor?.
Mientras tanto, el problema persiste. Cada jornada se repiten los gestos, los cánticos, los desprecios… y nosotros esperamos a que algún jugador un día diga “basta” y abandone el campo, al fin y al cabo es su problema…. ¿O no lo es? ¿Es un problema que nos afecta a todos? Yo creo que sí, por eso, no estaré contento con nuestro fútbol no solo hasta que un jugador negro abandone el campo, sino hasta que no lo haga, en gesto de solidaridad, un blanco. Ojalá que pronto sea un jugador del equipo local el que amenace con abandonar el estadio si no cesan los insultos sobre un jugador del otro equipo. Quien lo haga probablemente se ganará la enemistad de los ultras racistas de su equipo, y de los forofos disfrazados de periodistas que abundan en las redacciones de nuestro país. Pero al mismo tiempo logrará el respeto y la admiración de todo el mundo del fútbol.

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